No hago cosas distintas a la gente
Bebo duermo me despierto tengo insomnios
Alguna vez sonrío indiferente
Extasiada contemplo a las hormigas
con una candidez sin presunciones
Hago el amor voraz
A veces triste
Maldigo los impuestos
Creo enfrentar al mundo desde un banco de hierba
Y al caminar de prisa
me suda como a usted la frente
Ser poeta no me vuelve diferente
(digamos... en un sentido estricto)
Apenas algo rara por las noches
cuando miro a la luna cara a cara
y me carga de presagios
y latiga mi faz
y con su luz me embriaga
Cuando aspiro del campo sus olores
y me nace un océano de decires
Cuando el fuego deja marcas en mi sombra
Cuando ensayo danzas con la aurora
Cuando esparzo mi cuerpo en una playa
Cuando remonto el infinito con un beso
Cuando columpio mi todo al borde de quebradas
Después
En lo esencial...
Soy igual al resto de la gente
A veces pulcra a veces despeinada
Cruzando calles ciegas saltando cercas altas
Asombrada conmovida desterrada
Peregrina de cafés
Testigo de crímenes perfectos
Agudo protoplasma en una esquina
esperando los días del invierno frío
y calculando destino en indulgentes cábalas
Soy pues igual a todo el mundo
Salvo cuando desesperada
Al filo de desnudas madrugadas
Quiero ser flor
Quiero ser piedra
Arena
Aguila
Y muero un poco más que de costumbre
por tanto desear ser tantas cosas
Y mis mejillas
a diferencia de otras
Se tornan transparentes
MARITA TROIANO
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